domingo, 7 de agosto de 2011

Un paréntesis de vacío

Hecho 1: Un día X de fines del 2010 fui invitado a tocar a la presentación del libro Estancia y doméstica de la poeta chilena Mariela Malhue. Para dicha ocasión preparé una canción inspirada en su poemario. Como siempre grité más de lo necesario. Cuando ya todo había finalizado, una muchacha vestida de negro se me acercó, y entre las muchas cosas que me dijo (que sonaba a esto y aquello), me ofreció la opción de hacer un video. Esa misma noche, en un bar de Bellavista me pidió que improvisáramos con la guitarra. Yo en cambio toqué un caballito de batalla que no formó parte de la presentación. Ella nunca lo supo.


Hecho 2: Las semanas pasaron y le cobré la palabra. Le presenté el demo de "Con la soga al cuello", tema que sería el sencillo promocional del disco que para ese entonces se llamaría Nace el hijo y que ahora se llama Útero. Al escucharla reconoció los acordes de la noche de guitarras improvisadas y por ende descubrió mi engaño. Decidimos trabajar una idea en conjunto. Un hombre que arranca de un parto clandestino y que al final de su recorrido por diversos lugares de la ciudad se encuentra consigo mismo. La idea era buena, pero por razones estúpidas universitarias no llegué a tiempo a la cita que daría inicio al rodaje y parte del equipo que nos acompañaría se molestó mucho conmigo. La alianza comenzó a correr peligro.

Hecho 3: Luego de meses, en una tertulia en casa de Bianca, la muchacha en cuestión, le mostré una nueva canción del disco en construcción. Cuando empezó a sonar ella se puso contenta y supo que ese era el tema para intentarlo nuevamente. Pues bien, me convenció, pero esta vez decidimos que yo no intervendría en la idea ni me enteraría de nada hasta el final. Pasaron las semanas y ya era verano. Ella viajó a Copiapó (su ciudad natal) por vacaciones, pero su viaje significaba a la vez el comienzo del rodaje con nuevos conocidos.

Hecho 4: Yo por mi parte me fui de viaje a Bolivia y en el trayecto pasé a Copiapó para conocer la ciudad, tocar en un bar y juntarme con Bianca. Al estar ahí, supe que todo tenía que ver con el desierto de Atacama.

Hecho 5: Llegué a Bolivia. De la noche a la mañana decidí quedarme a vivir en Cochabamba para ir cambiando cíclicamente mi estidía producto de un trabajo en construcción basado en las fronteras y el desarraigo. Pasaron las semanas y recibí la noticia de que ya estaban las imágenes. Solo faltaba armar el video.

Hecho 6: A fines de abril viajé a Santiago de Chile a presentar oficialmente el disco Útero, editado por los chicos de La Polla en tu Oreja, quienes me habían ofrecido meses antes publicar mi trabajo con ellos. De paso aprovechamos de presentar el video. Surgieron varios problemas, pero finalmente quedó listo un adelanto. Fue una completa sorpresa verlo como un espectador más.

Hecho 7: Con la idea de enviar el clip a diversos concursos de cine, postergamos el estreno en internet.

Hecho 8: Volví al tránsito del norte a Cochabamba. Pasaron dos meses. Al llegar agosto decidimos finalmente liberar el material en internet, coordinando todo a la distancia. A pesar de tanto ir y venir, a pesar del paréntesis de vacío (y aquí robo la imagen que ya había usado Mistral para referirse al desierto) que separa Santiago de Cochabamba (y que a la vez es el punto de encuentro, pues todo el material fue grabado en ese desierto insólito) el clip de la canción "Cuánto desierto" ha quedado listo.

Que lo disfruten!

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