martes, 1 de julio de 2014

La Pieza Oscura

Desde que aparece la cinta magnética, el modo en que la música era concebida hasta ese momento, por lo menos en el mundo occidental, cambia radicalmente de paradigma. No solo porque aparece un medio de registro para la misma, sino porque también da pie a nuevos tipos de experimentación sonora, ampliando de manera radical la música de los 12 tonos al rango de frecuencias capaz de ser percibido por el oído. De algún modo, el manifiesto del ruido encuentra un buen aliado tecnológico. Comienzan a aparecer trabajos musicales centrados en captar ruidos cotidianos como la marcha de un tren y hacer collages sonoros cortando los trozos de cinta para ser reposicionados y darle a dicho registro el carácter de obra. También surgen las instalaciones sonoras, acarreando con ello un descalabro en el mundo clásico, que no podía entender ese tipo de manifestaciones. Podrá parecernos música o no (la discusión conceptual sigue incluso hasta el día de hoy), sin embargo, ese hecho es un punto de inflexión innegable en la historia de ésta.